Archivo de la etiqueta: sociedad

La vida sin tabaco

Una de las cosas que más me va a gustar de 2011 (me toque la Euromillones o no), es la entrada en vigor de nueva «Ley del Tabaco». Al fin podré disfrutar de mi vida social sin convertirme en el gruñón de turno que lanza miradas desaprobadoras sin discreción o que carraspea ante los fumadores que habitualmente me rodean (no me refiero a mi círculo social, sino a la manera en la que siempre acaban rodeándome fumadores en mi radio de acción en bares, conciertos o cualquier lugar público).

No voy a enumerar (ahora) todas las repercusiones negativas que acarrea el hábito de fumar (todos somos mayorcitos, incluso nos leemos esos mensajes catastrofistas en negrita de las cajetillas), pero sí que me gustaría pensar un poco en la gente que se verá afectada por esta medida. Ya me estoy imaginando los titulares…
Sigue leyendo

Etiquetado , , ,

Objeción de conciencia

Respecto a este artículo:

Comparto la intención de tu artículo, pero no el contenido completo. Porque, a pesar de la autonomía que debe tener el paciente, el médico es el que debe exponer todas las alternativas, y es el que realiza las técnicas necesarias en las situaciones que antes propones. Y si no opera de urgencia a un terrorista, es mala praxis. Y nadie se niega a intervenir a un homosexual, porque es irrelevante en la historia clínica en según qué motivos (tiene importancia en ciertas enfermedades infecciosas, pero nada más).

Respecto a lo del aborto: la polémica está en la sociedad, NO en los hospitales. Ya llegarán a acuerdos entre los ginecólogos para realizar estas intervenciones por si alguno desea ser objetor de conciencia (que está en su libre derecho), y posiblemente, se cambien operaciones entre ellos, pero ninguna mujer se quedará sin abortar.

No hagas demagogia sentado delante de un ordenador, y pásate por un hospital más a menudo. Se aprende mucho de ética y moral
, a pesar de que «la tolerancia está en la libertad de prensa».

Etiquetado , , , ,

Según un estudio: el preludio de las sandeces

Recuerdo una rafaguilla, de ¡Anda ya! de hace unos años (pre-Frank Blanco. Por cierto, Frank: representas la decadencia -todavía más abajo- de los 40principales). En ella decía: Según un estudio, 5 de cada 10 son la mitad. E igualmente, cada mes, los «informativos» nos recuerdan, en diferentes encuestas, barómetros y demás chorradas del CIS, cosas estúpidas y estacionales (sobre si se tiene más líbido en primavera, sobre las «costumbres sexuales» de los españoles, sobre la intención de voto, sobre los problemas que más preocupan a los españoles -siempre me llamó la atención que estuviese entre los primeros el terrorismo, pero lo dejaré para otra ocasión-…)

El caso: de vez en cuando, en esa sección de Sociedad (en este caso, Sociedad y Cultura, reflejando lo difícil que es llamarle a algo «Relleno». Y sino, fíjaos en cómo cambian los nombres de los Ministerios…), se publican informes catastrofistas sobre «esta juventú» que nos rodea. Que las nuevas generaciones (y las Nuevas Generaciones) van a peor, es algo que se observa sin hacer estudio -y sí, ya sé que lo diga yo a mi edad quizá es una perspectiva algo superflua-. Pasa por delante de un colegio, o viaja en transporte público, o sé un poquito más observador en una calle comercial de cualquier ciudad, y comprenderás que hemos fabricado a la generación más maleducada, caprichosa, hipócrita, consentida y analfabeta de la Historia Reciente. Ni-nis les llaman.

El caso es que, como es habitual, los titulares son sensacionalistas, pero pueden tener fundamento. Tiro de este ejemplo, pero no con intención de desprestigiar al medio, sino por ilustrar la situación. Se bebe más en el instituto que en la Universidad. Que dices: claro, en el Instituto todavía tienen recreo, en la Facultad no. Pero se supone que mientras en la primera etapa vives en casa de tus padres, y en la segunda -habitualmente- te independizas (tupper mediante). Y asusta.

Está claro que la adolescencia ya no es una época de transición, sino un etapa más. Y cada vez más alargada. Desde los 9-10 años (fijáos en cómo visten las madres a sus hijas) hasta los 30-y-tantos (vamos, la edad de Dani Martín, o de los de Pereza), el concepto «chaval» ha perdido su esencia. Todas las nuevas sensaciones se adquieren antes: han empezado a beber, a fumar (en general, a drogarse) y a f****r antes que tú, pero posiblemente más perdidos e inconscientes de todo lo que implica. Y pásate por Urgencias cualquier día post-marcha y podrás comprobarlo: niñatas a por la píldora del Día Después (como si fueran caramelos, oiga), niñatos con su intoxicación etílica, o con su brecha en la cabeza.

Y para poder volver al tema principal: sus fuentes de información se reducen a la tele y a la Wikipedia (en el caso del adolescente con más de 2 dedos de frente). Igual que las noticias sobre estos informes y encuestas, en los que se transcribe la nota de prensa del órgano responsable, y no se dedican ni a analizar los datos, ni a interpretarlos, ni siquiera a complementarlos mínimamente con un estudio local, o compararlos con las opiniones de otros «expertos». Se supone que a un periodista (y a los medios de comunicación) le debemos exigir más, lo que explica el auge de los blogs y la disminución de consumidores de prensa escrita.

Pero claro, es más cómodo así. Recogen la opinión de esa doctora (¿es su título, o se refiere a Licenciada en Medicina?) y ya está. Porque aquí sería muy interesante la opinión de algún psiquiatra hablando del alcoholismo y de los trastornos de personalidad que acarrean/son la base de las adicciones, o la de un «digestivo» hablando de las pancreatitis agudas y de la cirrosis hepática, o de cualquier trabajador social cuando asiste a tantos ex-alcohólicos…

No obstante, ¿sabéis lo que más me preocupa? Se recoge aquí: los jóvenes tienen un escaso conocimiento de las consecuencias bio-psicológicas del consumo de alcohol desde temprana edad, aunque sí son conscientes de las consecuencias sociales del botellón, entre ellas el ruido, las peleas o la suciedad. ¿Y sabéis por qué? Porque es más habitual que los padres se quejen de lo sucias que quedan las calles, o del ruido que montan los chavales, que en preocuparse por su hij@, por saber cómo le va (más allá del lacónico y habitual «Bien»), o por instaurar/mantener una relación de confianza y transparencia paternofilial (esto no incluye a los padres que van de «colegas», ni a las madres que son «las mejores amigas de sus hijas» y que visten como ella, ansiando por el despistado que les diga que «parecen hermanas»). Y, asimismo, ocupa más minutos de información los desperfectos de las calles, las convocatorias de macrobotellones, las asociaciones de vecinos de las zonas de marcha -recogidos tanto por telediarios como por España Directo y similares- o, genéricamente, Callejeros (con el encumbramiento social del yonki, o ésta o este borrachos…), que a centrarse en las repercusiones reales: en los testimonios de enfermos psiquiátricos o hepatópatas debido al alcohol, en aquellos adictos que abandonaron/han sido abandonados por sus familias (como muchos de los «sin techo») y demás. Vamos, cómo haría un programa sobre el tema de Documentos TV, por ejemplo.

Y claro, así nos va (y nos irá), con un país sin personalidad ni referentes, sin autonomía ni autoridad, sin educación (a nivel de civismo y académico), sin autocrítica… Asco de sociedad. Ay, si Suecia quedase más cerca y tuviesen más horas de Sol en invierno…

PD1: Sí, de propina, el vídeo de Intereconomía. Asusta, ¿eh?
PD2: Éste es el nuevo fichaje de la cadena. Sí, de cómo una ex-novia de Buenafuente (visto en ese canal como alguien al sur del purgatorio) acaba en esta cadena. ¿Será cosa del Follonero?

Etiquetado , , , , ,