La verdad es que me da pena. El autobombo del Concello de Santiago, y de la nueva Xunta por el concierto del Boss, para que luego la organización (que es lo único que estaba en sus manos) salga como salió ayer. Porque en el fondo era una iniciativa privada de una promotora de conciertos (Doctor Music), pero el tufillo a congratulaciones institucionales se olía a distancia.
Que un tipo de la talla de Bruce Springsteen actúe en Santiago de Compostela, es un hecho que debemos celebrar, porque está claro que “atraer” a un artista de su repercusión internacional no es algo al alcance de todas las ciudades. Y se suma a las actuaciones de Lou Reed en Santiago, o a la de Leonard Cohen en Vigo, con lo que se completa la plantilla de viejunos, aunque Bruce sea el único que todavía se rompe los cuernos publicando nuevos discos.
No obstante, y teniendo en cuenta su autoproclamación como Cidade da Cultura, podríamos considerar que se trata prácticamente de una obligación moral el organizar eventos de estas características. Y ya que estamos, deberían afectar a todos los ámbitos de la cultura, y a sus distintas subvertientes. Por ejemplo, en cine, con el Cineuropa y el Amal, podríamos decir que vamos bien servidos, pero por ejemplo, en literatura, donde la Feria del Libro no está a la altura –deberían aprender de A Coruña. Incluso en música (desde la desaparición del Santirock no llegan a la ciudad artistas alternativos de renombre, y debemos tener en cuenta que sólo contamos con 2 salas de conciertas, y una de ellas con una actividad musical irregular e inconstante) se deberían poner las pilas y promover una programación estable y compensada durante todo el año.
Pero centrémonos en lo inmediato: es inadmisible que después de conseguir lo complicado (la contratación del artista), se estropee todo con una absoluta chapuza en los accesos al Monte do Gozo. No creo que haga falta un comité de sabios para facilitar varios accesos al Coliseo (o “Arena”, como le llaman los anglosajones), que los trayectos tengan un recorrido separado por vallas, que se abran las puertas con la suficiente antelación como para evitar aglomeraciones –cuando estoy seguro que habría muchísima gente ya a primera hora de la tarde esperando para coger buen sitio- e ir comprobando las entradas. Pero no, se hizo de manera typical spanish: tarde, mal y a rastro. Con gente colándose, con demasiadas entradas vendidas (si un recinto tiene una capacidad, tiene delito vender más entradas a conciencia), con atascos y caos en los accesos por carretera, y, sobre todo, dejando a gente con la entrada en la mano y sin poder acceder a un concierto para el que compraron la entrada con meses de antelación por una pasta (75€ en total, con 8 o 9 de gastos de distribución –esto sí que es de Juzgado de Guardia-), y con la rabia de ver cómo algunos se colaban sin ella (que también hay que ser mezquino, ruín y aprovechado para irse hasta donde es el concierto “por-si-acaso” y colarse).
Me molesta muchísimo esta situación, que me recuerda a los incidentes en el último concierto de la gira de reunión de Héroes del Silencio del 2007 en Valencia. Y aún así, seguiremos sin aprender. Y me asusta, que el año que viene hay Xacobeo, y que estropeen conciertos a los melómanos que todavía nos dejamos nuestros ahorros en la música, me frustra. Como también me frustra todas esas invitaciones VIP a gente taaaan necesaria como los políticos que se apuntasen (que para estas cosas hay que hacer paripé institucional –que conste, que lo hacen todos…como ZP en la final de la Champions-), Javier Bardem Y Pene(lope), o Martin Sheen y su hijo, o… -esto sí que me jode- ¡Remedios Cervantes! ¿Pero ésta que hacía aquí? Joder, porque los otros aún tienen alguna relación –a los políticos le pagamos nosotros, estos americanillos van a hacer una peli en Santiago, y…Javier Bardem y su moza son amigos de Luis Tosar (supongo)-, pero Remedios Cervantes, que lo único que hizo en la vida ha sido ser Miss (como si fuese un logro…), y aún por encima, siendo andaluza…¿por qué no fue a Benidorm?
En esta ocasión no me ha tocado a mí pagar los platos rotos (no he ido a Santiago porque ya vi al Boss el año pasado en Madrid, por cortesía de este señor, aunque habría molado escuchar la Rianxeira en vivo…-¿Será Bruce del Celtiña?-), pero la empatía y la educación es algo que no debería pasar desapercibida. Y si ya me jode así, si llego a estar ayer en Santiago y salgo perjudicado…¡ardería Troya!